jueves, 18 de abril de 2013

La puerta del tiempo

Nosotros (médicos o estudiantes de medicina) empezamos la inmensa mayoría a estudiar nuestra carrera con TAN SOLO 18 AÑOS. ¿Por qué digo tan solo? ¿no es ya la mayoría de edad? ¿no empiezan a esa edad todas las carreras? Pues si pero... ¿qué tienes en la cabeza con 18 años? Pues cosas de niños. Yo prácticamente no había tenido ningún problema serio en mi vida, venimos de hacer un buen bachillerato y una buena selectividad y tenemos ganas de comernos el mundo. Muchos no hemos visitado un hospital nunca, quizás algún pariente sea médico (en mi caso no), pero yo a lo máximo que había llegado es a ir a un centro de atención primaria a que me diagnosticaran y trataran un asma leve. ¿El resto? Todo ideas sesgadas de programas de televisión, series, películas...

Recuerdo mi primera práctica de hospital, ya me había comprado bata y fonendo, los cuales, por supuesto, me había probado premeditadamente en mi casa para que me vieran mis padres. Además de esto, no había dudado en comprarme un martillo para los reflejos (que no usé nunca), unos suecos (que nunca me gustaron), un libro de exploración clínica (Noguer) y un cuaderno pequeño para apuntar cosas. No cabía dentro de mi, aunque parecía más interesado por lo externo que por lo interno. 

Teníamos asignadas unas taquillas por la universidad que nos costó bastante encontrar. Una vez dentro pase en unos minutos de sentirme "niño deja ya de jugar con la pelota" a "perdone doctor podría ayudarme". La bata parecía una capa y yo quería que me viera todo el mundo con ella volando por el hospital. 

Subíamos a UCI, allí nos encontraríamos con el médico al que seguiríamos en la práctica. Me sentía radiante, vaya suerte (pensaba yo), el primer día y ya subimos a UCI a ver cosas "interesantes". A punto de abrirse el ascensor, recuento mental (fonendo en mano, martillo, boli, cuaderno...) Listo! 

Atravesé la puerta del tiempo, fuera una mujer lloraba (tenía la edad de mi madre) porque su marido estaba en UCI con un traumatismo craneoencefálico grave y no sabían si iba a poder salir de esta. Había mucha desesperación en las caras de la gente que esperaba, que al vernos con bata y uniformados, se dirigieron a nosotros para preguntarnos por sus respectivos familiares. "No se.. no sabemos nada señora" balbucee como pude, "seguro que pronto sale el médico a informarles". Una vez dentro unas auxiliares limpiaban a un paciente con parálisis cerebral. Un shock séptico, un síndrome coronario, un edema agudo de pulmón reagudizado...

¿Qué era esto? La vida REAL, las fotografías de los libros de medicina, los protagonistas de los textos, personas con problemas graves y de verdad. Inevitablemente se te rompe la burbuja, tus problemas te parecen una absoluta gilipollez en comparación a lo que estás viendo en esta sala. La bata no es una capa, es una seña de identificación, de que eres un profesional sanitario y de que estás allí para darlo TODO por las personas que ven peligrar su salud. No hay prestigio, no hay poses.

Es duro hacerse mayor al cruzar una puerta, pero es hermoso sentir que estudias para que ellos pueden cruzarla hacia el otro lado. 

martes, 16 de abril de 2013

Pero, es que, aunque...

Palabras que repito y que escucho muy a menudo últimamente. Mi número definitivo ha sido bastante mejor que el estimado (y que el que esperaba y merecía, todo sea dicho). Ya lo he comentado por aquí, no hice una buena preparación. Empecé fundido, terminando la carrera un día antes del inicio de la academia, no pude hacer el curso de sexto, y para colmo, tuve desgraciadamente un parón de casi 2-3 meses de estudio.

No todo en esta vida es el MIR, y a su vez, el MIR no te hace inmune a que a tu alrededor sigan pasando cosas. Cuando empiezas a estudiar parece que los días no avanzan porque son siempre lo mismo, te levantas, estudias, algo de ocio, te acuestas, sábado academia y simulacro, domingo descanso. Pero no, pueden ocurrir cosas que terminan sacándote del mundo abstracto que te creas para estudiar, cosas más importantes, no cabe duda.

Tengo para elegir plaza, probablemente Familia en casi cualquier sitio, pocas médicas, de laboratorio (que siempre me han gustado)... pero... no quiero hacerlo. Puede pasar que repita el MIR y termine cogiendo anatomía patológica con un buen número (que siempre me ha gustado), pero nadie entiende que no quiero quedarme con la sensación de que puedo hacer un mejor examen. No quiero que un dichoso número condicione la especialidad a la que me voy a dedicar toda mi vida. Quiero superarme y demostrarme a mi mismo que soy capaz de hacerlo mucho mejor.

Otro año estudiando, tus compañeros eligiendo plaza y empezando una nueva vida, viendo pacientes, con independencia económica. De nuevo simulacros, tardes de estudio, la presión de no poder equivocarte más veces. Es DURO, sin duda, y no deja de suponer un riesgo. Pero... si no lo hago ahora, ¿cuando se supone que lo voy a hacer? 




Termino dándole la enhorabuena a compañeros que se que han elegido hoy o que elegirán en breve, mi compañera bloggera Miriam Nova , Irene Warman, J. y un largo etc. Muchísima suerte y a descansar que os lo merecéis.

PD: Recuerda que te lo dije, no hay un día que no lo haga,